La fibromialgia fue reconocida en 1992 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y organizaciones médicas
internacionales como una patología de reumatismo no articular, que se
caracteriza por un cuadro de dolor músculo-esquelético crónico y generalizado
de origen desconocido, sin que existan otras patologías o alteraciones que lo
expliquen.
La prevalencia de esta enfermedad, que constituye un problema
frecuente en la práctica clínica, oscila entre el 0,7 y el 2% de la población y
afecta mayormente a las mujeres. Como es la causa más frecuente de dolor
osteomuscular generalizado y crónico, genera un círculo vicioso negativo que
paulatinamente afecta todas las áreas de desempeño de la persona, incluyendo lo
laboral, lo social y familiar.
Los síntomas principales, que no están presentes todos en todos
los pacientes, son:
• El dolor localizado, por ejemplo en la zona lumbar, cervical,
hombros, rodillas, muslos y brazos, y suele empeorar con el frío, infecciones,
estrés y falta de sueño.
• Agotamiento o fatiga crónica que oscila durante el día con una
intensidad moderada a severa.
• Trastornos del sueño: dificultades para conciliarlo o
interrupciones frecuentes durante la noche.
• Síndrome del colon irritable, síndrome de vejiga irritable,
rigidez del cuerpo (generalmente matutina), cefaleas, malestar abdominal,
parestesias, entumecimiento y mareos.
• Aunque no es una enfermedad mental, el 30% sufre cuadros como
ansiedad o depresión, y trastornos cognitivos como dificultad para concentrarse
o retener información.
El diagnóstico de enfermedad es eminentemente clínico ya que los
resultados de radiografías, análisis de sangre y biopsias musculares se
presentan normales. Es durante el examen físico general, donde la movilidad
articular como el equilibrio muscular y la exploración neurológica se analizan
y, si no se aprecian signos inflamatorios articulares, se está frente a este
cuadro, explicaron desde el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco).
Si bien existe una predisposición genética, la enfermedad puede
“despertarse” tras un pico de estrés o una situación traumática, lo que sucede
también con otras enfermedades como la hipertensión, la diabetes y el
colesterol.
No existe en la actualidad un tratamiento curativo por tratarse
de una enfermedad crónica y progresiva, pero dentro de las opciones de
tratamiento se recomiendan:
• Programas de ejercicios aeróbicos
• Ejercicios de fortalecimiento muscular y de estiramiento o
flexibilidad
• Técnicas de relajación para aliviar la tensión muscular y la
ansiedad
• Programas educativos que ayuden a comprender y controlar la
fibromialgia
Además, se ha comprobado que la terapia cognitivo-conductual,
mindfulness, kinesiología, la terapia ocupacional, la musicoterapia, la terapia
recreacional y la danza terapia son muy efectivas.
Con respecto al tratamiento farmacológico, hay algunas drogas
aprobadas que han demostrado eficacia en el manejo de los siguientes síntomas:
reducción del dolor y la ansiedad, mejoría del sueño y en la calidad de vida.
NR
No hay comentarios:
Publicar un comentario