En el boletín oficial,cinco
decretos que firmó el presidente Mauricio Macri, entre agosto de
2016 y abril 2017, para autorizar la
subasta de 93 propiedades que pertenecían a la Agencia de Administración de
Bienes del Estado (AABE).
Son, en total, 18.912 hectáreas.
Casi la superficie total de la Capital Federal".
Hay desde departamentos y
pequeños lotes hasta predios gigantescos que podrían convertirse, en un futuro
cercano, en megaemprendimientos inmobiliarios. La
mayoría de los inmuebles se ubican, de hecho, en la Ciudad, pero los más
grandes -salvo la Isla de Marchi, esa zona
porteña que el macrismo quiere convertir en un Puerto Madero bis están
en otras provincias: Buenos Aires, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, Salta y
Jujuy.
También
hay ventas en el exterior: edificios que quedan -o quedaban- en Uruguay,
Brasil, Colombia y Estados Unidos. La lógica es vieja y conocida: un
Estado lo más chico posible.
El retorno a aquella frase de José Alfredo
Martínez de Hoz que el neoliberalismo nacional tomó como axioma sagrado: “Achicar el Estado es agrandar la
Nación”. En ese listado de 93 propiedades está la prueba práctica de esa
teoría. El inicio de algo que, para la mayoría de los consultados, tendrá su
continuidad en patrimonios más emblemáticos. “Si
no venden empresas como YPF o Aerolíneas es porque no se aprueban en las
encuestas que todos los días hace la AFI.
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