20 de agosto de 2014

Discurso de la Presidenta sobre Ley del pago soberano


Muy buenas noches a todos y a todas; una vez más me dirijo, por este medio, a todos mis compatriotas, para abordar un tema histórico, complejo y que nos atañe no solamente a todos los argentinos, sino fundamentalmente a los argentinos del futuro, pero también tiene una historia, que comenzó en 1976, cuando el monto total de la deuda externa, al momento de producirse el derrocamiento del gobierno constitucional, ascendía solamente a 8.000 millones de dólares. A partir de aquel golpe de Estado y a partir de los sucesivos gobiernos democráticos también, desde el 10 de diciembre de 1983, en adelante, esa deuda externa fue creciendo exponencialmente y convirtiéndose en una condicionante severo, crítico del crecimiento argentino, del desarrollo argentino y de las posibilidades de nuestro país como Nación.

Fue precisamente nuestro gobierno, en el año 2003, el que luego del default del año 2001, default que bueno es aclararlo porque muchas veces cuando hablamos de este tema, y es bueno hacer memoria y no para reprochar nada a nadie, sino simplemente para recordarle a todos cómo llegamos al default. El default fue del año 2001y se llegó precisamente por ese endeudamiento feroz, que fue, durante la dictadura militar, como lo dije, pero también durante un modelo económico neoliberal, durante la década de los 90, que fue la convertibilidad, donde bajo una aparente prosperidad para unos pocos, o tal vez al principio, muchos y cada vez se fue acortando más, terminó en una deuda formidable que eclosionó e implosionó, en el año 2001, luego del megacanje y del blindaje, que ustedes recordarán también, se pagaron escandalosas comisiones y no hicieron más que seguir aumentando esa deuda externa. Así llegamos al año 2001 con la Argentina defaulteada
 y, por supuesto, la ruptura institucional, que significó que un gobierno constitucional no terminara su período y tuviéramos también el raro fenómeno de tener cinco presidentes, en una semana.

En el año 2003, el 25 de mayo, asume precisamente el Presidente Kirchner y comienza a abordar este problema, que era además tema de todos los partidos políticos. No había partido político, no había movimiento social, no había argentino que no hablara de la deuda externa y estableciera la necesidad de  terminar con este flagelo y abordarlo. Algunos hablaban de repudio a la deuda externa, pero todos sabemos que era más que nada un slogan, fundamentalmente porque a partir del 10 de diciembre de 1983, todos los congresos, todos los parlamentos, que son los que tienen la facultad constitucional de legislar y de aceptar o rechazar una deuda aceptaron puntualmente la deuda y esta se fue acrecentando cada vez más.

Quiero retomar, entonces, a ese 2003, en el cual comenzamos a negociar también febrilmente, también en el año 2004, hasta que pudimos llegar a un acuerdo, luego de numerosas negociaciones, viajes  por todo el mundo, presentaciones en Abu Dhabi, inclusive, a reestructurar esa primera parte de la deuda, que llegó exitosamente a un 76 por ciento. En ese momento, 76 por ciento, y hablo del 2005, 76 por ciento de nuestros acreedores aceptaron quitas y esperas que significa reducción de la deuda.

Por primera vez un gobierno comenzaba a reducir la deuda externa y no a aumentarla. Y también por primera vez, curiosamente, comenzaba a pagarla, porque todos los otros pagos, en realidad nunca fueron pagos, eran simplemente una bicicleta financiera, donde daban un préstamos que en realidad era un asiento contable para refinanciar, incrementar intereses y punitorios y así seguir creciendo la deuda como una inmensa bola de nieve, que parecía no detenerse jamás.

En el año 2005, reitero, reestructuramos con mucho éxito el 76 por ciento de nuestra deuda y desde allí comenzamos a pagar; el gobierno que no había contraído ninguna deuda, que por el contrario, pagaba la deuda de todos los gobiernos anteriores. Luego, en el año 2010, también encaramos otra parte de reestructuración de la deuda y allí llegamos a una adhesión aún mayor. Ahí llegamos, luego de numerosos viajes que se hicieron por el mundo, fundamentalmente por Italia, por Alemania, por Japón, donde habían quedado muchos pequeños tenedores no individualizados, logramos también una adhesión que nos llevó a la cifra inédita, en materia de reestructuración soberana de deuda, de las características que había tenido la Argentina, del 92,4 por ciento.

En el medio de todo esto, no solamente hicimos esta reestructuración de deuda, pagamos al Fondo Monetario Internacional para precisamente adquirir autonomía en el diseño de nuestras políticas económicas, sociales y en definitiva convertirnos en una nación, también – recientemente – pagamos o acordamos con el Club de París, una deuda que también provenía de 1956. Como yo contaba tenía tres años cuando comenzó a contraerse, y nuestro ministro de Economía, que fue quien negoció con 10 ministros de Economía de la Unión Europea, logró finalmente un acuerdo sobre la misma y ya pagamos la primera cuota de ese acuerdo, por 642 millones de dólares.

También en ese lapso se definió exitosamente para la Argentina la expropiación del 51 por ciento de las acciones de Repsol, donde nuestro país recuperó la soberanía hidrocarburífera. Y esa situación, que parecía compleja, difícil de arreglar también pudo arribar a un acuerdo con nuestros acreedores, como también comenzamos a arribar a acuerdos con juicios del CEADI que teníamos. Ustedes saben que el CIADI es el tribunal del Banco Mundial.

En síntesis, si tenemos que definir estos años diríamos que son años de desendeudamiento, pero también de desarrollo porque todo esto no se pagó con el hambre del pueblo. Debemos decir que de esa Argentina defaulteada, en el año 2003, que recibimos con el 25 por ciento de desocupación; con el 54 por ciento de pobreza, con más de 27 por ciento de indigencia, y con todas las carencias, que teníamos los argentinos, de industrias, de fábricas, de trabajo, de jubilaciones, de cobertura social, de derechos en definitiva, de derecho a una vida mejor también paralelamente al pago de esa deuda pudimos pagar gran parte de la deuda social interna argentina. ¿Por qué digo gran parte y no digo toda? Porque como digo siempre, mientras haya un pobre en el país nunca estaremos satisfechos y estaremos en deuda con los argentinos.

En este marco es bueno entender, también, que esa reestructuración de deuda soberana, que hicimos en los años 2005 y 2010, tiene una lógica que es la lógica de negociar con los acreedores y lograr quitas y lograr esperas, como pasa en la parte privada, como pasa en las quiebras en las empresas privadas. Si un país tuviera que ir a negociar y admitiera que tiene que pagar el ciento por ciento, bueno, no habría default. Lo mismo pasa con la quiebra de una empresa privada, cuando se produce la quiebra de una empresa privada un concurso de acreedores o una quiebra siempre exige, por parte de los acreedores una quiebra para lograr qué: la continuidad de la empresa. Y esta reestructuración de deuda soberana, que tuvo una quita importante del 65 por ciento, y plazos de esperas muy importantes también tuvo un objetivo: lograr la continuidad del país; lograr la viabilidad de la República Argentina. La diferencia es clara, todos los países tienen
 leyes de quiebra, pero no hay una ley internacional para reestructuración o para quiebras de países soberanos.

En este marco se produjo el conflicto, que comenzó y tomó gran estado público, en los últimos tiempos con los denominados fondos buitres. ¿Qué son los fondos buitres? Con los que también intentamos negociar y también se nos reprochó, desde algunos sectores, que no negociábamos. Por definición el negocio de un fondo buitre es no negociar. Hay dos tipos de acreedores de un país, los que negocian y hacen luego con reestructuraciones, que fue lo que pasó en el año 2005 y 2010, unos tardaron más que entrar que otros, hubo mucha negociación que quitas, que esperas, que tipo de bonos, que plazos, una negociación de esa naturaleza. Y los otros, los fondos buitres, los que adquieren títulos de deudas de países que ya han sido defaulteados, inclusive muchos de los fondos buitres que hoy nos acosan judicialmente lo adquirieron, inclusive, después del 2008, después de la quiebra de Lehman Brothers. ¿Y cuál es el negocio de los fondos buitres?
 Precisamente no negociar. Este es el gran negocio, porque mediante el acoso judicial, mediante la vía judicial pretenden cobrar el cien por cien, punitorios e intereses a un nivel de usura, a punto tal que obtienen sentencias – como la del juez Griesa – que estable un 1.680 por ciento de interese en apenas cuatro o seis años. Pero no solamente eso, avanzan con el acoso judicial con medidas de embargos, con juicios.

Yo quiero leer para no equivocarme, algunas de las cifras que hemos tenido, los juicios que hemos tenido y sobre qué hemos tenido embargos los argentinos, en los últimos años. Desde el año 2001, fíjense ustedes que le estoy diciendo desde el año 2001, no desde el año 2003, desde el año 2001 se abrieron contra nuestro país, contra su país, contra mi país, contra nuestro país, la República Argentina más de 900 causas judiciales, y 80 intentos de embargos, que incluyeron reservas del Banco Central; los fondos de los jubilados; dos satélites científicos, el edificio de la Embajada en Washington, nuestra Fragata “Libertad” y hasta dinosaurios. Sí – como está escuchando – una vez que decidimos hacer una exposición, junto con el gobierno de Alemania, en materia de dinosaurios, la Argentina tiene muchos. Bueno, en realidad tiene varios tipos de dinosaurios la Argentina, pero los que mandamos a la Alemania son los dinosaurios
 paleontológicos, los que encontramos en excavaciones, la Argentina en es muy rica en este sentido. También intentaron embargarnos estos restos fósiles, que gracias al gobierno alemán, a la intervención del gobierno alemán, y a la actividad muy importante, que tuvo en ese momento, a la Embajada alemana en la Argentina, logramos que no fueran embargados.

Pero bueno, cuando todo esto fracasó, cuando los juicios fracasaron. ¿Por qué fracasaban? Porque hay un principio de inmunidad soberana, los bienes de propiedad pública del Estado, son de carácter inembargable. No pueden, porque hay un reconocimiento de soberanía e inmunidad soberana, que forma parte del derecho internacional. Por eso formamos parte de Naciones Unidas, por eso la mayoría de los países – cuando tienen un conflicto – recurren a La Haya, como también lo hemos hecho nosotros, como también lo ha hecho Italia, Francia, Alemania y han aceptado esa jurisdicción. Pero he aquí, que el juez Griesa, en los Estados Unidos, inventó al servicio de los fondos buitres una novedosa forma de coacción: la extravagante, y quiero dejar claro que este término, extravagante, no me pertenece, sino que fue utilizado por el gobierno de los Estados Unidos, cuando actúo como amicus curiae, una extravagante interpretación de la cláusula pari
 passu, utilizada para asegurar la ganancia, esta que yo les decía, del 1.600 y al no poder embargar ni dinosaurios, ni satélites, ni fragatas, ni embajadas, ni fondos de los jubilados, ni al Banco Central, ni al Banco Nación qué embargó, lo que no era de la Argentina: los fondos, los recursos de los tenedores que habían entrado al canje 2005 y 2010. Eso es lo que hizo el juez Griesa cuando decretó el embargo de los fondos que no nos pertenecen, que son de terceros. Sin embargo, Argentina cumplió – de acuerdo con los contratos que había firmado – con sus adherentes, sus bonistas adherentes del 2005 y del 2010 y depositó en tiempo y forma y en el Banco de Nueva York, que era el fondo fiduciario establecido en cada uno de los prospectos y contratos la suma de 1.150 millones de dólares. Fue un pago en pesos de 317 millones, equivalente a 317 millones de dólares en pesos y 833 millones de dólares, en moneda estadounidense. Del pago en
 dólares, en ley argentina, son 292 millones de dólares, que finalmente el juez – luego de idas y venidas y con un total desconocimiento y yo creo que casi actuando a favor de los fondos buitres - como lo demuestran, no las impresiones o las percepciones que siempre son subjetivas, que podemos tener quienes escuchamos, leemos o miramos, sino simplemente las versiones taquigráficas de las sesiones y las audiencias, que tuvieron lugar en la Ciudad de Nueva York, actuaba manifiestamente a favor de los fondos buitres, donde prácticamente los propios periodistas lo decían, que parecía que estos dictaban y manejaban la situación en cada una de las audiencias.

Del pago en dólares – ley extranjera- son 541 millones de dólares, 2 millones son ley de Tokio y están cursados y los tiene el G.P Morgan en Tokio, y 539 millones de dólares quedaron en una suerte de limbo jurídico, porque ni fueron embargados, ni le fueron pagados a quienes son sus legítimos dueños. La Argentina pagó, como lo reconoció el propio Banco de Nueva York, como lo reconoció el propio juez Griesa y como no lo puede desconocer ninguna persona sensata y con sentido común, en la fecha, en el lugar y en el día que había que pagar, inclusive antes, porque aquí era feriado en la Argentina. Y nuestro país depositó todos y cada uno de esos 1.150 millones de dólares, como lo viene haciendo rigurosamente desde el año 2005. Sin embargo, nos encontramos con esta medida absolutamente insólita e inédita de apropiarse de fondos de tercero, en este caso de los tenedores de los canjes.

¿Qué debe hacer Argentina? Bueno, Argentina porque siempre se dijo que Argentina no quería negociar, no quería pagarle a ese 7,6 por ciento, bueno la Argentina intentó y concurrió a todas las audiencias, e inclusive – y lo voy a reiterar una vez más – por primera vez desde el año 2001, si les gusta desde el año 2002 ó 2003, un ministro de Economía, de la República Argentina, tuvo dos reuniones con los titulares o los representantes de los fondos buitres para intentar llegar a un acuerdo, y fue imposible porque el negocio – como les dije antes – es no negociar. Algunos aquí en la Argentina dijeron que había impericia o inexperiencia, por parte de una señora, en este caso, quien les habla, sentada en este sillón, no por ser señora, sino por haber sido votada por una buena parte de los argentinos, y de su joven ministro de Economía.

Concurrieron, luego de esa negociaciones, pudimos enterarnos a través de los medios no solamente nacionales, sino también internacionales, que intentaron negociar con ellos bancos nacionales, expertos en negociación, en hacer negocios, luego también fracasaron ellos; luego fueron los bancos extranjeros: G.P Morgan y otros bancos, a los nadie creo que podrá tachar de no tener pericia, a la hora de negociar o de abordar temas de carácter financiero, son especialistas en esos temas y también fracasaron.

Yo leía, en un discurso a la ciudadanía, la semana pasada, donde comentaba que el titular de uno de los fondos, el del Fondo Aurelius, dijo que dimos por terminada las negociaciones porque ninguna de las ofertas, que hemos escuchado ni remotamente se acerca a lo que nosotros pretendemos. Obviamente pretenden el cien por cien y un interés de 1.680 por ciento en dólares, algo realmente impagable y yo creo que inmoral en el mundo contemporáneo porque es directamente la práctica de la usura internacionalizada y fundamentalmente aceptada por un juez.

La Argentina, y lo hemos dicho siempre, tiene el deber de garantizar y lo hemos dicho una y mil veces y lo volvemos a repetir, el pago en primer término de defender la reestructuración de la deuda del 2005 y del 2010, que son los que confiaron en la Argentina, ese 92,4, que creyó en la Argentina y que viene recibiendo puntualmente lo que le corresponde, los intereses y los pagos que ha recibido y también hemos dicho que queremos solucionar el cien por cien de los tenedores de bonos de deuda argentina, en forma justa, equitativa, legal y sustentable y queremos hacerlo también de manera definitiva, porque el próximo 30 de septiembre tenemos otro pago de 200 millones de dólares y evidentemente dada la obstrucción que ha habido para que los bonistas cobren, porque han obstruido el cobro de los bonistas, porque como no pudieron impedir el pago, Argentina pagó, Argentina cumplió hicieron algo insólito y absolutamente extravagante: obstruyeron el
 cobro de los bonistas, pero algo más extravagante aún, permitieron que unos cobren y otros no. Por ejemplo, los de Citi, en moneda nacional, cobraron y los de ley, en Nueva York no pudieron cobrar, o sea el Citi pudo, porque se lo pidió al juez, pagar y al Banco de Nueva York le impidieron pagar a los tenedores.

La primera pregunta que me hago, porque hemos tomado conocimiento, en estos días, que la Cámara de Apelaciones, del Juez Griesa ha aceptado una apelación del Citi Bank, ustedes saben que el Citi Bank es un banco emblemático de los Estados Unidos, pero aquí en la Argentina es un banco argentino que tiene que cumplir con las leyes argentinas ha apelado la orden de Griesa y la Corte le ha concedido la apelación, y la va a tratar en audiencia, el 18 de septiembre. No se qué va a resolver la Corte de los Estados Unidos, si espero que así como el juez Griesa resolvió a favor del Citi Bank, por única vez, y le permitió no quedar en situación de ilegalidad y de ilegitimidad, que lo hubiera hecho, tal vez, que perdieran la posibilidad de ejercitar su autorización como banco, aquí en la República Argentina, tenga la misma mirada y fundamentalmente y la misma decisión jurídica respecto de otros bancos y de otras instituciones, por ejemplo Euroclear
 y Eurobank y también de otros tenedores de deuda alemanes, japoneses, franceses, europeos que están con Ley de Gales, con lo que se llama bono euros, Ley de Gales, ley de Londres, para definitivamente establecer igualdad, porque ni siquiera hay igualdad en como se ha tratado en no permitir cobrar a los acreedores, a unos se les permitió cobrar y a otros no se les permitió. Si esto se le puede denominar justicia, la verdad que es muy dudoso.

Por eso, hoy, quiero comunicarle a todo el pueblo argentino, que hemos decidido, yo lo había adelantado, ustedes saben que el Poder Ejecutivo negocia la deuda externa por delegación del Congreso, pero por aplicación, de los dispuesto por la Constitución Nacional, que tiene la facultad originaria, en el artículo 75, de negociar la deuda externa es el parlamento nacional y yo dije que ninguna decisión iba a ser tomada sin pasar por el parlamento nacional, como hicimos con el canje 2005, como hicimos con el canje 2010. No ocurrió lo mismo en otras oportunidades, como en el megacanje o el blindaje, pero nosotros siempre hemos cumplido y hemos enviado al Congreso, todo lo negociado en materia de deuda externa porque creemos que así debe ser y una vez más lo haremos.

Por eso hemos decidido enviar una ley al Congreso Nacional, ley del pago soberano local de la deuda externa de la República Argentina que tiene 2 títulos.

El primero se refiere, precisamente, al pago soberano local y en su artículo 1º establece: que, en ejercicio del poder soberano de la República Argentina, se declara de interés pública la reestructuración de la deuda soberana realizada en los años 2005 y 2010, así como el pago en condiciones justas, equitativas, legales y sustentables al 100 por ciento de los tenedores de títulos públicos de la República Argentina.

Artículo 2.- La presente ley tiene como objeto implementar instrumentos legales que permitan el cobro de los servicios correspondientes al 100 por ciento de los títulos emitidos en el marco de la reestructuración de deuda soberana 2005/2010 en salvaguarda del orden público nacional y de los contratos celebrados en el marco de dicha reestructuración. Esto también significa orden público y, fundamentalmente, un principio general del derecho civil argentino y del derecho internacional, el pacta sunt servanda. Debemos ser esclavos y ciervos de nuestros propios contratos. Y esto es lo que quiere la Argentina, cumplir con los contratos firmados en los años 2005 y 2010. Y también incluir a través de esta ley, a quienes no entraron en esos canjes y que son el 7,6 como más adelante dice el articulado.

El capítulo 2º habla del mecanismo para salvaguardar el cobro de los tenedores que adhirieron a la reestructuración de la deuda en los años 2005 y 2010.

Artículo 3. Se autoriza al ministerio de Economía y Finanzas Públicas a adoptar las medidas necesarias para remover al Banco de Nueva York Melon como agente fiduciario y a designar en su reemplazo a Nación Fideicomisos Sociedad Anónima. Todo ello, sin perjuicio del derecho que asiste a los tenedores de designar un nuevo agente fiduciario que garantice el canal de cobro de los servicios correspondientes a los títulos reestructurados. Esto es muy importante porque esto está establecido en los propios prospectos y esto tiene que ver con los avisos legales publicados oportunamente por la República Argentina, no solamente en nuestro país, no solamente en el Boletín Oficial, sino también en todos los diarios del mundo avisando, precisamente, a los tenedores de los bonos de los canjes los derechos que los asistían frente a la obstrucción ilegal e ilegítima que hacían para el cobro de sus acreencias.

Artículo 4. Se crea una cuenta especial de Nación Fideicomiso Sociedad Anónima en el Banco Central de la República Argentina y cuyo objeto será mantener en fiducia los fondos allí depositados y aplicarlos al pago de los servicios de deuda correspondiente a los títulos regidos bajo el convenio de fideicomiso de los años 2005 y 2010.

Artículo 5. Se autoriza al ministerio de Economía y Finanzas Públicas a pagar en las fechas de vencimiento correspondientes los servicios de los títulos regidos bajo el convenio de fideicomiso de los años 2005 y 2010 en la cuenta creada por el artículo 4º de la presente ley, que recién hacía referencia, donde serán mantenidos en exclusivo beneficio de los tenedores hasta su efectivo cobro. ¿Por qué es muy importante esta figura que hemos creado del fideicomiso? Porque cuando uno pone algo en una cuenta corriente común, puede sacarla, trasladarla, destinarla a otros fines. Cuando uno constituye un fideicomiso con fines específicos o determinados por ley, la única aplicación que se le puede dar a esos recursos, a esos fondos son los establecidos por la propia ley que aprueba el fideicomiso. Con lo cual, hay una certeza absoluta que se le otorga a los acreedores de que esos recursos que se depositen puntualmente en esa cuenta del Banco Central de la República Argentina, nadie, ningún presidente ni nadie podrán tocarlos porque son, precisamente, de nuestros acreedores.

Artículo 6º. Los fondos correspondientes a los pagos dispuestos en el artículo anterior, serán distribuidos a través de las nuevas entidades que, a tales fines, designe el ministerio de Economía y Finanzas Públicas con los tenedores de títulos regidos bajo el convenio de fideicomiso del 2005 y del 2010, de conformidad con dicho convenio siendo las divisas allí depositadas de libre disponibilidad para los tenedores. ¿Qué significa esto? El propio contrato establecía que los acreedores, esto es los tenedores de bonos emitidos en el 2005 o en el 2010, podían comunicándoselo a la República Argentina, cambiar de fideicomiso y decir “deposíteme los fondos en tal parte” y nosotros podíamos hacerlo. Es más, debíamos hacerlo de acuerdo a la ley de contrato.

Artículo 7. En caso que con motivo de la legítima e ilegal obstrucción de los mecanismos de cobro de los servicios de los títulos reestructurados, sus tenedores optaren en forma individual o colectiva por solicitar un cambio en la legislación y jurisdicción aplicable a sus títulos, se autoriza al ministerio de Economía y Finanzas Públicas a instrumentar un canje por nuevos títulos públicos regidos por la legislación y jurisdicción local en términos y condiciones financieras idénticas y por igual valor nominal a los de los títulos reestructurados que se presentaren a dicha operación de canje. Esto es muy importante porque esto permitiría, si algún tenedor así lo quisiera, poder canjear su título si lo decidiera, porque esto es absolutamente voluntario, si lo desea, en los mismos términos, en la misma moneda, con los mismos plazos, por legislación local, en jurisdicción local precisamente para asegurarle el cobro. Pero esta es una opción que tienen los tenedores. No es una obligación porque no le podemos imponer obligaciones de acuerdo a los contratos. La obligación que tenemos por contrato, es siempre garantizar que puedan cobrar. Por eso, debido a la obstrucción del juez Griesa, estamos precisamente  y recuperando también por imperio de la soberanía nacional, esta norma que va a ser tratada por nuestro Parlamento.

Artículo 8º. Se autoriza al ministerio de Economía y Finanzas Públicas a instrumentar el canje de los títulos públicos que fueran elegibles y que aún no ingresaron a la reestructuración de deuda soberana 2005/2010 conforme a lo establecido por la Ley 26.886. Quiero volver a repetir la norma, porque, precisamente, este artículo, el 8º, es el que incluye por primera vez a todos aquellos que no han querido ingresar al canje. No solamente abrimos el canje, sino que ya lo autorizamos a que cobren en los términos del canje 2005/2010 en los términos de la Ley 26.886 a ese 7,6 que nunca ingresó y que le va a permitir ingresar, tener ganancias superiores al 300 por ciento. No estamos regalando ni nos están regalando absolutamente nada.

Artículo 9. A los mismos fines, se crea otra cuenta especial, se crea una cuenta especial de Nación Fideicomiso Sociedad Anónima en el Banco Central también de la República Argentina, abierta en virtud de la buena fe de la Nación Argentina y de su voluntad y de capacidad de pago en condiciones equitativas para todos sus acreedores, según la interpretación convencional y generalmente aceptada del término pari passu. Yo le agregaría, no sé si los legisladores así lo estimarán, del derecho internacional y de la más elemental y racional lógica. Pero vamos a abrir también una cuenta especial en el Banco Central para que también se le deposite allí al 7,6 por ciento lo que le correspondería como si hubieran entrado a los canjes. De modo tal, que nadie diga que la Argentina se niega a pagar. Lo que la Argentina se niega y cualquier otro país se negaría, es a ser extorsionado. Esto lo digo yo. 

Artículo 10. Se autoriza al ministerio de Economía y Finanzas Públicas, a depositar en la cuenta creada por el artículo 9, o sea el artículo anterior, de la presente ley, en las fechas de vencimiento correspondientes, una cantidad de fondos equivalentes a lo que correspondería pagar por los servicios de los nuevos títulos públicos que en el futuro se emitan. O sea, no es que vamos a esperar que ese 7,6 por viento venga a presentar o a pedirnos el canje y emitir títulos. No, para mostrar esta buena voluntad y capacidad de pago, vamos a depositar, aún sin que se presenten al canje para que estén a su disposición cuando decidan hacerlo y podamos emitir los títulos, lo que les correspondería en materia de intereses respecto de los otros acreedores también. De acuerdo a lo previsto en el artículo 1º de la Ley 26.886, en reemplazo de aquellos que aún no ingresaron a la reestructuración de la deuda soberana 2005/2010.

Artículo 11. Los fondos que correspondan a los pagos dispuestos en el artículo anterior, serán entregados a los tenedores que participen de la operación de canje que se disponga en los términos de la Ley Nº 26.886 junto con los nuevos títulos públicos correspondientes al momento de su colocación.

Título 2. Capítulo único. Del orden público de la presente ley.

Artículo 12. La presente ley es de orden público y entrará en vigencia a partir del día de su publicación en el Boletín Oficial.

Artículo 13. Los pagos previstos en los artículos 5º 10, serán atendidos con cargo a la Jurisdicción 90, servicios de la deuda pública.

Artículo 14. Se faculta al ministerio de Economía y Finanzas Públicas a dictar las normas aclaratorias y complementarias que fueran necesarias para instrumentar el cumplimiento de la presente ley.

En unos instantes más, cuando yo termine de hablarles a todos ustedes, a mis compatriotas va a aparecer en la página de Presidencia y también en la página del ministerio de Economía el texto completo de la ley como así también los frondosos fundamentos con que va a acompañado. Inclusive, cuando lo remitamos al Congreso de la Nación, va a ir acompañado del expediente completo de la deuda y de todo lo que hay en ella para que todos los legisladores puedan acceder a toda la documentación. No se va a enviar normalmente como se hace fundamentos y proyectos, se va a mandar también el expediente completo. Porque la historia no empezó ayer ni termina hoy ni mañana; la historia continúa y hay diversos actores en el medio de esta historia. 

Yo quiero dirigirme a todos ustedes con la certeza de que estoy en estos momentos, sé que estoy atravesando un momento en el cual todos los argentinos tenemos grandes responsabilidades y tenemos muchas diferencias entre nosotros. Diferencias en política económica, en política exterior, en política de derechos humanos o en cualquier otra diferencia, pero yo creo que en lo que hace a la soberanía de nuestro país, en lo que hace al hecho de que no nos pueden extorsionar más, en lo que hace al hecho de que la Argentina no la vuelvan a sobreendeudar una y otra vez más, justamente ahora que estamos saliendo argentinos, porque esto justamente nos ocurre en momento de que la deuda externa argentina en dólares en manos de tenedores privados representa el 8 por ciento del PBI, en momentos en que estamos ya soñando con el autoabastecimiento energético a partir del descubrimiento de yacimientos como nunca imaginábamos que teníamos y que nos convierten…nos vuelven a convertir en un país petrolero y en un país con mucho gas, en estos momentos en que la Argentina, no para mi Gobierno porque a mí me falta muy poco tiempo para terminar mi mandato, esto es para los futuros gobiernos, no es para el mío, es para los futuros gobiernos, es para las futuras generaciones, porque si yo firmara lo que algunos pretenden, la bomba no explotaría ahora. Al contrario, seguramente habría aplausos, seguramente encontraría titulares maravillosos en los diarios y seguramente, bueno, encontraría a alguien que vendría a prestarle nuevamente a la Argentina a tasas que, bueno, vaya a saber, a lo mejor tal vez más bajas, más altas, no importa, pero entraríamos nuevamente en esa ronda infernal de endeudamiento que es, precisamente, lo que nos ha tenido totalmente sujetados durante tanto tiempo y que fue lo que permitió que durante décadas, generaciones y generaciones no creyeran en nuestras posibilidades. Fue lo que permitió que muchísimos argentinos tuvieran que emigrar de nuestro país, no solamente por una cuestión, como durante la dictadura, para sobrevivir con vida, valga la redundancia, sino para sobrevivir económicamente.

Lo que yo pretendo, sinceramente, como Presidenta de todos los argentinos, que he tenido el inmenso y nunca tal vez soñado de ser electa 2 veces Presidenta de todos los argentinos, inclusive en la segunda oportunidad por más votos que en la primera, lo cual también para mí constituye un motivo de orgullo, que además, ha tenido la inmensa suerte de tener como compañero al hombre que precisamente inició este proceso virtuoso de desendeudamiento, de autonomía en la Argentina, de generar trabajo para todos los argentinos, de generar dignidad para todos los argentinos, para mí lo siento como un compromiso que excede lo meramente coyuntural, lo meramente…o de la etapa, para ingresar decididamente en lo histórico.

Estoy un poco nerviosa, discúlpenme si me pongo un poco nerviosa, normalmente suelo tener más aplomo. Pero realmente siento que estamos viviendo un momento de mucha injusticia con la República Argentina. Y creo que un nuevo orden global, porque hemos sido además apoyados de distintas partes del mundo, desde organismos como el MERCOSUR, como la CELAC, como la UNASUR, como más de 100 académicos que se han presentado ante el Parlamento norteamericano, como…en fin, como muchísimos artículos que han aparecido en todas partes del mundo, por la propia lógica estamos siendo apoyados. Pero no apoyando a un gobierno, sino apoyando a esta cosa tan loca que significa que de repente alguien quiera tumbar la reestructuración de deuda más exitosa de la que se tenga memoria. Y más exitosa no solamente porque se cumplió, sino porque se cumplió con crecimiento e inclusión social para todos los argentinos. Lo que yo creo es lo que está faltando hoy en muchas partes del mundo y por eso suceden las cosas que suceden.

Por eso, les pido a todos que en todo lo que estemos en desacuerdo, sigamos estando en desacuerdo, pero en estas cosas, por favor, tengamos la grandeza de entender que no es este el problema de un gobierno. Es más todos, absolutamente todos los argentinos saben que esta deuda no la contrajo este Gobierno; esta deuda la contrajeron otros gobierno. Este Gobierno lo único que está haciendo es pagando esa deuda. Y vuelvo a reiterar: para mí sería muy fácil firmar y, bueno, me voy a acá no ha pasado nada.

Pero no es esa mi forma de tener ejercicio responsable de la gestión y, fundamentalmente, ejercicio responsable del rol que tenemos que jugar cada uno de los hombres y mujeres en los cuales nuestro pueblo ha confiado y ha depositado, no solamente su voto, que es electoral, circunstancial y, tal vez, coyuntural, sino sus ilusiones, sus esperanzas y sus sueños.

Y yo les puedo asegurar, compatriotas, que los sueños, las ilusiones y las esperanzas que tienen millones de argentinos, no son diferentes de acuerdo al partido al que pertenezcan, más allá de minorías que piensen que es posible retornar a un pasado neoliberal.

Así que, esperando y cumpliendo con mi palabra, tal cual lo dije, enviar al Parlamento todo el tratamiento, mañana el ministro de Economía, conjuntamente con el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, la Procuradora del Tesoro y nuestros funcionarios, darán más detalle de esto en una conferencia de prensa y luego también, concurrirán, como es su deber, al Parlamento argentino cuando el mismo decida –y espero que sea pronto- abordar el tratamiento de este proyecto de ley que esta misma noche será remitido.

Muchas gracias y tengan todos ustedes muy buenas noches.      

  

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